El centro granadino Amani, situado en la calle Ancha de Capuchinos, 3 lleva varios años luchando por la integración de personas inmigrantes. El objetivo principal es generar cambios en la sociedad granadina para que venza miedos infundados y Granada sea tierra de acogida y no de exclusión. Uno de los animadores del centro Amani es el padre Rafael Pérez, misionero comboniano (con camiseta verde en el centro de la foto).
Una de las recientes iniciativas del centro Amani es el proyecto «Red de Familias Acogedoras», que busca crear una red de familias granadinas dispuestas a acoger en su hogar a personas inmigrantes sin recursos, ofreciéndoles un entorno de seguridad y de crecimiento personal que les facilite el camino hacia la plena incorporación social.
Los que quieren participar en el proyecto pueden hacerlo de diversas maneras: Acogiendo durante un tiempo a una persona migrante como un miembro más de la familia; alojando durante un tiempo breve a una persona migrante en situación de emergencia mientras se encuentra un recurso duradero; ofreciendo casas vacías que los migrantes puedan habitar; acompañando en trámites legales, educativos o de salud a estos hermanos o también aportando ayuda económica para el proyecto.
A principios de diciembre eran 13 las personas sin recurso habitacional que han encontrado acogida gracias a este proyecto. Se trata de una familia salvadoreña de cuatro miembros (con dos menores de 11 y 14 años), cuatro personas de Malí, tres de Costa de Marfil, una de Guinea Conakry y una de Marruecos. Seis de estas personas están acogidas en domicilios familiares, tres en comunidades religiosas y cuatro en pisos de estudiantes. «Todos estarían en la calle si no fuera por la generosidad de estos ciudadanos que han abierto las puertas de sus casas», dice el padre Rafael Pérez con la alegría reflejada en su rostro y añade: «nuestra comunidad comboniana de Granada forma parte también de esta Red de Familias Acogedoras».
